Somos profes, somos trabajadores de la Educación.

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Abril 25, 2018
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Junio 3, 2018
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omos trabajadores y trabajadoras de la Educación experimentando el peso del modelo Neoliberal, pero no perdemos la esperanza de la organización como herramienta esencial para la transformación de nuestras condiciones laborales. Estamos acumulando fuerza y avanzando por el camino de la Unidad. Esta Unidad, más temprano que tarde, será la Unidad de toda la clase trabajadora para contribuir decididamente a una sociedad distinta, a construir un Nuevo Chile. CLASE TRABAJADORA, FUERZA TRANSFORMADORA: A construir unidad sindical.

Cada conmemoración del Primero de Mayo trae consigo una serie de reflexiones sobre lo que como trabajadores y trabajadoras vivimos día a día: nuestros dolores, la realidad que enfrentamos, así como también nuestras razones para luchar y avanzar organizados y organizadas hacia una nueva forma de entender nuestra labor docente.

Y esta nueva forma no puede ser otra que la de comprendernos como trabajadores y trabajadoras de la Educación. Esta es una concepción que nos coloca, desde nuestra perspectiva en el lugar correcto: inmersos en la Clase trabajadora, siendo parte de ella, y asumiendo la responsabilidad y compromiso de educarnos a nosotros mismos, aprendiendo junto a muchos otros y otras.

Los desafíos que enfrentamos hoy día son mayúsculos; el reacomodo de las políticas de mercado, van impactando directamente en nuestras condiciones laborales, ahondando la diferenciaciones legales y materiales que nos dividen a unos y otros. Construyendo, además un espejismo permanente, que busca hacernos perder el horizonte y sucumbir ante la tentación del arribismo, individualismo, alienación y desclasamiento en nuestros espacios de trabajo. Pretenden con sus reformas que olvidemos nuestra condición de trabajadores y trabajadoras insertas en un contexto que requiere de esfuerzos colectivos, y no “individuales” para funcionar.

Distintos tipos de establecimientos educacionales, diferentes cuerpos legales que regulan nuestros contratos, dispersión salarial, agobio, enfermedades laborales, violencia, entre muchas otras cosas; parecen ser condiciones que podrían determinar nuestra atomización, sin embargo, por el contrario, debemos ver en ellas un espacio para el acercamiento. Creemos, que sólo desde la capacidad de vincularnos con otros y otras, comunicándonos desde el lenguaje común de la indignación ante la precariedad y la explotación cotidiana podremos encontrar las estrategias para avanzar en mayores niveles de dignificación y en la construcción de una identidad de “trabajadores y trabajadoras de la educación”.

Los nuevos marcos legales; como la ley de Inclusión, por un lado, está exponiendo aquí y ahora, a todos y todas a máximos desafíos, cuándo se invoca con más fuerza y desparpajo, a nuestra vocación para hacer frente a la escandalosa falta de recursos. En otro frente, llevamos más de un  año enfrentando los efectos de la puesta en marcha de la reforma laboral, que ha venido a limitar a través de varios subterfugios formales e interpretativos, el libre ejercicio sindical: única y legítima posibilidad de mejorar nuestras condiciones como trabajadores para alcanzar la vida digna que nuestras familias y nosotros merecemos.

Miramos el futuro con atención, y buscamos estrategias para sortear las dificultades, y por lo mismo visualizamos en la carrera Profesional Docente, una oportunidad para la Unidad, pues proyecta, en un tiempo no menor,  condiciones  salariales similares tanto  a docentes del sistema Municipal  como particular subvencionado, poniendo ante nosotros la posibilidad real de levantar una serie de demandas comunes. Ante dicha posibilidad y aspiración  no olvidamos que el proceso educativo lo conforman una serie de actores, por tanto  como trabajadores y trabajadoras de la educación  aspiramos a la unidad, y al trabajo digno de todos y todas, por ello no podemos olvidar las condiciones de nuestros compañeras y compañeras de labores, asistentes de la educación quienes padecen mayor precariedad. He ahí una gran experiencia, de la cual tenemos mucho que aprender y compartir.

Somos trabajadores y trabajadoras de la Educación experimentando el peso del modelo Neoliberal, pero no perdemos la esperanza de la organización como herramienta esencial para la transformación de nuestras condiciones laborales.  Estamos acumulando fuerza y avanzando por el camino de la Unidad. Esta Unidad, más temprano que tarde, será la Unidad de toda la clase trabajadora para contribuir decididamente a una sociedad distinta, a construir un Nuevo Chile.

CLASE TRABAJADORA, FUERZA TRANSFORMADORA: A construir unidad sindical.

Equipo Nacional Sindical

Movimiento por la Unidad Docente.