
La nueva voltereta del MINEDUC: ahora impulsa la instalación de pórticos detectores de metales en las escuelas
Julio 19, 2025
Como docentes organizadas/os tenemos el deber de pensar el futuro.
Y eso lo hacemos sopesando el pasado.
El pasado que enseña, orienta, guía, previene y alerta.
Incluso, tal como nos comparte la sabiduría de los pueblos originarios, el pasado camina delante del presente para invitarnos a no repetir la historia que tanto daño, más de una vez, nos hizo.
A pocos días de las elecciones presidenciales de nuestro país aparece, nuevamente, la campana de alerta:
¡Cuidado! nos dice el sonido templado del bronce.
En tiempos en donde la muerte por suicidios supera el número de fallecimientos a manos de la delincuencia /aunque la Tv sólo tenga espacio para lo segundo y se mienta descaradamente/ en tiempos en donde la tierra se sobrecalienta y los acuerdos civilizatorios parecen estar en cuestión, el deber toca nuestra sala de clases interna.
La historia se repite dos veces, una como tragedia y otra como comedia. Y si eso es así, no es casualidad lo que estamos viviendo.
Hemos caminado hace más de dos años en paralelo a un desgarrador genocidio infringido por Israel y blindado por Estados Unidos.
Vemos como Trump habla y actúa contra toda humanidad y sin embargo lo siguen postulando a premios por la paz.
¿Cómo educar en medio de este sin sentido?
El mismo imperio que hace poco más de medio siglo financió golpes de estado en todo el Cono Sur, hoy rodea militarmente países, amenazando su autodeterminación.
En medio de esa impunidad, Washington le da el amén a gobiernos y candidaturas neo fascistas que merodean, como un águila sangrienta, los cielos de nuestra Patria Grande.
Hoy el Plan Cóndor sobrevuela distinto: ya no extermina a quienes piensan distinto, pero premia y financia -desde la Casa Blanca- a los gobiernos que prometen terminar con el Estado de derecho y combatir al “comunismo”. Es el caso de Bukele en El Salvador, de Milei en Argentina y de Kast en Chile.
La xenofobia, el machismo, el autoritarismo y el odio hacia lo público, está bajando como una avalancha por ambos lados de Los Andes. Y ante eso no podemos callar.
Sí, es cierto, muchos elementos programáticos del progresismo han quedado en el tintero. Ni hablar en educación.
Pero hoy no es tiempo de medias tintas. No es época de purismos que prefieren marginarse de la papeleta ante la ausencia de un candidato a medida.
Como docentes organizados/as que exigimos dignidad, decimos: a resguardar nuestros derechos, a cuidar las infancias, a proteger la organizaciónes sociales y de trabajadores/as.
La derecha y su autoritarismo físico-moral, nunca más. Lo privado por sobre lo público, nunca más. Bailar al son del imperio yanki, nunca más. Volver a hablar el lenguaje del odio en la calle, las instituciones y las aulas, nunca más.
Por la vida, la justicia, y la humanidad que clama por el buen vivir.




